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CONSTRUYENDO MIS JUGUETES.


NIÑOS SALTANDO CON UN NEUMÁTICO VIEJO A MODO DE TRAMPOLÍN.

La primera vez que viaje al África subsahariana lo hice con la intención de ver la fauna salvaje que puebla algunos de sus países, buena muestra de lo que fue alguna vez un planeta salvaje e indómito. El mismo día que pisé la tierra roja de Kenya y saliendo de su capital, Nairobi, ya no pude cerrar los ojos observando cosas que nunca en la vida había imaginado ver. Las chabolas del barrio de Kibera me enseñaban lo peor de la pobreza africana, miraras donde miraras todo te sorprendía, definitivamente era otro planeta diferente al que yo conocía, había mucha gente, mucha y muy pobre. No obstante tenían algo en sus caras que me llamaba la atención, sonreían a pesar de habitar uno de los peores sitios del mundo para vivir. Al salir de la gran ciudad la cosa cambió bastante, la pobreza no desaparecía pero las condiciones en apariencia eran un poco más saludables, lo que no cambiaba era la sonrisa de la gente y no cambiaría en las dos semanas en las que recorrí parte de kenya y Tanzania. Si las gentes son amables y alegres en este continente, sus hijos lo son aún más, niños, miles de niños por todas partes, de hecho uno de cada cuatro que nace en el mundo lo hace aquí, en el continente negro. Lejos de ser algo grandioso es un problema importante ante la escasez de recursos, y una política de planificación familiar que diera resultados sería necesaria y positiva a mi entender. No obstante la visión de tantos niños es algo que hace que África te enamore, parece que la alegría lo inunda todo cubriendo con su halo hasta la peor de las miserias.

¿Son estas gentes que pasan tantas desgracias ciertamente inmunes a ellas, o simplemente el ser humano se acostumbra a los males en su afán por sobrevivir?

No lo se, pero lo que si se es que este continente es especial por la alegría que irradian las personas que lo habitan a pesar de sus míseras existencias.

La fauna africana apareció y fue una experiencia inolvidable, vivir como lo hacían los grandes exploradores, sin comodidades, en medio de la sabana, con una hoguera encendida y rodeado de animales salvajes, era sencillamente indescriptible, pero en la mente de casi todos nosotros estaba la gente maravillosa que vive en estos parajes, y a cada momento que teníamos intentábamos interactuar con ellos y sobre todo con sus hijos.

Al igual que el resto de niños del mundo los niños Africanos, independientemente de la etnia a la que pertenezcan, tienen la necesidad de jugar con sus semejantes y por supuesto con juguetes hasta que se hacen adultos, que por desgracia es demasiado pronto. Tanto en Kenya como en Tanzania los vi jugar de muchas maneras diferentes, también en otros países como Uganda y Rwanda, pero hubo un país donde me fijé mas en la forma en que lo hacían, Sao Tomé e Príncipe. No tengo un recuerdo nítido de ver tanta variedad de juguetes artesanos en otros lugares que visité como vi en este pequeño estado insular, casi todos construidos por los propios niños con el material que encontraban, haciendo del reciclaje su máxima, por necesidad eso sí, y haciendo también gala de una imaginación sin límites que es difícil de ver en los países más desarrollados.

En mi primer viaje llevé conmigo algunos juguetes de pequeño tamaño para regalar a los hijos de los conocidos, cosas sencillas, sin pilas y sobre todo para los más pequeños. Ver la cara de ilusión que ponían al verlos es indescriptible. Eran sus juguetes para mi mucho más interesantes, pero para ellos el colorido y las formas perfectas tan desconocidas en su día a día eran cualidades a las que no se podían resistir. Decidí al año siguiente regresar y por medio del trueque traerme algunos de esos juguetes para que los chavales españoles se hicieran una idea de como jugaban sus homólogos del ecuador africano. Aprovechando que por aquel entonces estaba muy vinculado a una O.N.G. dimos numerosas charlas por los colegios, viendo la cara de asombro que ponían los chavales al ver tan sofisticados artilugios fabricados por niños como ellos e incluso más pequeños, eso sí, al llegar a casa seguramente se olvidarían de esos cacharros rústicos para embobarse con sus artefactos de última generación.

En la siguiente galería de imágenes se muestran algunos de los ingenios:

DOS PALOS PARA DIRIGIR UN NEUMÁTICO VIEJO. A LOS MAS VIEJOS QUIZÁ LES SUENE.

VEHÍCULO FABRICADO CON MADERA.

BALSA DE POLIESPÁN, UNA RAMA PARA REMAR Y UN BOTE PARA ..............

LOS MÁS POPULARES DE TODOS SON LOS COCHES DE JUGUETES.

OTRO MODELO DE TRICICLO. BOMBÓN. (SAO TOMÉ & PRÍNCIPE)

NIÑAS JUGANDO A LA "GOMA" CON CINTA DE SEÑALIZACIÓN DE OBRAS. ( SAO TOMÉ & PRÍNCIPE )

PATINETE CON RODAMIENTOS DE UN MOTOR.( SAO TOMÉ & PRÍNCIPE)

JUGANDO AL FÚTBOL CON LA FRUTA DEL ÁRBOL DEL PAN. (SAN JOAO DE ANGOLARES . SAO TOMÉ & PRÍNCIPE)

MODELO DIRECCIÓN ASISTIDA DE PALO Y CUERDA. ( CALDEIRAS. SAO TOMÉ & PRÍNCIPE)


Esto ha sido una pequeña muestra de todo lo que pude ver, hay cientos de modelos diferentes dependiendo de la zona en la que son fabricados. Era muy curioso ver como en un pueblo había unos modelos de coches de madera , por ejemplo y a 20 kilómetros la construcción de los mismos era totalmente diferente o había otros juguetes que estaban de moda en ese momento. Fue sin lugar a dudas una lección magistral de como se pueden construir juguetes con nuestras propias manos.

Desde aquí quiero hacer un alegato al derecho de los niños a jugar durante toda su infancia, sin que factores como la pobreza en el tercer mundo o la soledad y el exceso de horas lectivas en el mal llamado primero, sean un condicionante para ello.


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