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LOS GORILAS DE MONTAÑA.

ESPALDA PLATEADA Y PARTE DEL GRUPO "SUSA"

Allá por el año 2010 atacado por el mal de África regresé al continente negro, concretamente a Uganda. Este país es uno de los más bonitos en los que he estado, pero la verdad es que tan solo era la antesala del verdadero propósito de mi viaje , visitar a los gorilas de montaña en la vecina Rwanda.

El parque Nacional de Los Volcanes es el único sitio del país donde se pueden observar estas formidables criaturas y Rwanda, junto con la República Democrática del Congo y la mencionada Uganda los únicos países del mundo donde habitan.

Las montañas Virunga aunque pertenecen a estos tres países son un único hábitat para esta especie tan amenazada, Mgahinga en Uganda, Les Volcans en Rwanda y Virunga en R.D. Congo son los nombres de los correspondientes parques naturales, que en realidad son un todo. Otra población de Gorila de Montaña habita en la selva impenetrable de Bwindi, también en Uganda, sin conexión con las anteriores y con diferencias taxonómicas entre ambos, por lo que son considerados una subespecie. Y eso es todo, no se pueden observar Gorilas de Montaña en ninguna otra parte del mundo, se encuentran todos en esta pequeña zona geográfica, 380 en Virunga y 320 en Bwindi según los últimos censos.

Lo más dramático de todo esto es que la región no se caracteriza por ser la más estable de áfrica ni mucho menos. La R.D.Congo es un país inmenso en perpetuo conflicto armado, donde los señores de la guerra campan a sus anchas y controlan gran parte de sus recursos naturales, Uganda es quizás el más estable de los tres desde la caída de Idi Abú Amin en 1979 y las posteriores luchas de poder en los 80 y Rwanda es de sobra conocida por sus eternos problemas étnicos que costaron la vida a un millón de personas en 1994, una quinta parte de su población. Con todo, el mayor problema de estos primates es la pérdida de su hábitat en favor de los humanos, humanos, no olvidemos, necesitados de tierras de cultivo y pastos para sus animales por pura necesidad de subsistencia. A todo esto debemos sumarle la corrupción endémica que propicia la caza ilegal, el comercio de la madera para hacer carbón vegetal y un largo etcétera de despropósitos.

MONTAÑAS VIRUNGA.

Leyendo esto se puede interpretar que esta especie estaba condenada a una extinción más que segura, y ciertamente lo estaba, pero algo ha ocurrido que ha podido cambiar el trágico destino de los Gorilas.

En estos últimos años se han dado una serie de circunstancias que han propiciado que la situación se revierta y ha comenzado a aumentar ligeramente la población de gorilas. Una de ellas, la principal, es un aumento de la estabilidad política en los tres países, dentro de lo que se puede entender por estabilidad en esta zona tan complicada de África. Uganda lleva casi 30 años sin conflictos graves ( salvo en el norte) , Rwanda está creciendo como nunca regada con el dinero de las potencias occidentales para tapar, quizás, sus vergüenzas por su parte de responsabilidad en el genocidio y la R.D del Congo aunque es un país complejo y en esa zona más aún si cabe, protege su parte de los Virunga con éxito. Pero lo que realmente ha hecho que los gorilas no desaparezcan es su rentabilidad económica. Los tres países sacan una buena tajada con los miles de turistas que visitan cada año sus parques, y es que si alguien quiere verlos , solo aquí puede hacerlo. Sería injusto no mencionar a la persona que sin lugar a dudas dio a conocer la situación de estos animales al mundo entero, Dian Fossey, luchó por su conservación en los peores momentos y pagó con su vida tal temeridad. Sin lugar a dudas gracias a su trabajo y a su historia llevada al cine, la gente empatizó con la causa y en cuanto la zona fue visitable los turistas llegaron "salvándolos" así de una extinción más que segura.

El parque de los volcanes era por aquel entonces la mejor zona para ver grupos de gorilas "visitables", que son aquellos que los científicos y rangers han acostumbrado a la presencia de los turistas, unas diez familias solamente. En la recepción las autoridades dividen a la gente según sus aptitudes físicas en grupos de unas diez personas, asignando las familias más lejanas a la gente más joven y capaz de aguantar el largo trecking para llegar hasta ellos. Tuve el "placer" de participar en el grupo que iba a visitar a la familia que se encontraba más lejos, no porque fuéramos jóvenes y fuertes, si no por que éramos los más jóvenes y los más fuertes de los presentes, que no es exactamente lo mismo.

Después de una aproximación en un vehículo todo terreno comenzamos a caminar ladera arriba por las tierras de cultivo previas al bosque húmedo, delimitadas ambas por un pequeño muro de piedra construido por los belgas en la época colonial, muro que no siempre es respetado ni por los humanos ni por los gorilas, entrando en conflictos ambas especies con un perdedor que casi siempre suele ser el mismo.

Un Ranger iba por delante del grupo siguiendo el rastro desde donde se había visto a los gorilas el día anterior, como la familia siempre está en movimiento es posible no llegar a encontrarlos, pues las empinadas cuestas y la resbaladiza tierra volcánica dificultan bastante el avance.

LÍMITE DEL PARQUE DE LOS VOLCANES. SE PUEDE APRECIAR EL MURO BELGA.

Después de unas horas de caminata la cara de los rastreadores reflejaba preocupación, al parecer nuestros amigos los gorilas se habían movido mucho desde el día anterior y al ranger que iba en cabeza le estaba costando seguir el rastro, entonces por la emisora llegan noticias, muy buenas noticias, han localizado el lugar donde pasaron la noche y a partir de aquí su rastreo es mucho más sencillo. Se han levantado temprano para buscar nuevos lugares con comida y han dejado sus nidos y sus excremento detrás para que podamos observarlos nosotros con deleite y tomar fotos de una cama sin hacer y de la comida digerida del día anterior.

El grupo que seguimos es el denominado Susa heredero del que Dian Fossey estudió con más detenimiento y en el que todavía vivía por aquel entonces una hembra llamada Popi, que había convivido con ella cuando era un ejemplar joven. Siete años después imagino que ya habrá muerto pues ya era un individuo viejo allá por 2010. (Efectivamente Popi falleció en 2019 con casi 43 años de edad)

De repente nos mandan detenernos, tenemos a los gorilas a pocos metros aunque no podemos verlos aún, nos van a dar las últimas instrucciones para que todo salga bien. Nadie puede hablar, no se pueden llevar mochilas ni elementos que sobresalgan de nuestro cuerpo, los movimientos deben de ser lentos y si se produce una carga debemos quedarnos quietos y agacharnos, no se puede estar a menos de 1,5 metros de distancia de ellos, ni tocarlos, ni mirarlos fijamente a los ojos, los gorilas son muy sensibles a las enfermedades humanas y una gripe los mataría. Debido a la posible trasmisión de enfermedades contagiosas antes de iniciar la excursión un medico te evalúa y durante la ruta los propios rangers tienen orden de vigilar a los turistas, si ven que estas enfermo inmediatamente te prohíben visitar a los gorilas. Por descontado que no se escucha ni un solo tosido en toda la mañana. Demasiadas instrucciones en un momento de tanto nerviosismo. En resumen, permanecer juntos y hacer lo que nos mande el guía, y toser para dentro.

Atravesamos unos pocos arbustos y de repente en un claro del bosque húmedo vemos el primer individuo, una hembra joven. Al poco tiempo comienzan a acercarse otros miembros del grupo, nos miran despreocupados, sin prestarnos demasiada atención , solo con cierta curiosidad clavando sus ojos marrones y vidriosos sobre nosotros, es imposible no mirarlos a la cara, sus rasgos humanos y sus gestos recuerdan tanto a una persona que parece que en cualquier momento puedan preguntarte que tal ha ido el trecking y como está todo por la ciudad.

PRIMER GORILA QUE PUDIMOS VER. SE PUEDE APRECIAR EL PELO LARGO CARACTERÍSTICO.

Los sesenta minutos que tenemos de observación pasan demasiado rápido, están tan cerca que con mi teleobjetivo no puedo hacer más que primeros planos y tengo que poner una óptica más corta para poder conseguir fotografías que reflejen lo que realmente estamos viendo. Después de los primeros minutos disparando compulsivamente decido dejar la cámara a un lado y disfrutar de la escena con mis propios ojos, solo disparo de vez en cuando, si una cría se cuelga de una rama, cuando otra esta chupando la teta de su madre, si una joven come los carnosos tallos de las ortigas gigantes pelándolos con destreza previamente, etc. Todo ocurre en silencio, con los pocos ruidos que emiten nuestros compañeros, se les escucha masticar, romper ramas, comunicarse entre ellos, parece que lo estamos viendo por la televisión, que ni siquiera estamos allí.

CRÍA DE GORILA JUGANDO EN UNA RAMA.

Sus cuerpos negros resaltan sobre el fondo verde casi fosforescente de la vegetación. Tienen el pelo más largo que los gorilas de Bwindi o los gorilas de llanura, pues aquí en las alturas de los Virunga el frío se hace notar. Un individuo destaca por encima de los demás, es el macho dominante o espalda plateada, se encuentra a nuestra izquierda junto a dos hembras y el resto del grupo a nuestra derecha. Este enorme gorila de casi dos metros de altura y 200 kilos de peso es el jefe de un grupo formado generalmente por una docena de individuos, entre los que se encuentran las hembras, las crías y algunos machos que le ayudan a defender a la familia. Las hembras maduras abandonan el grupo y se integran en otros para evitar la consanguinidad y los machos forman grupos de solterones a la espera de formar su propio harén. No solo rige la ley del más fuerte, también cuenta mucho la inteligencia de los líderes.

UNA MADRE Y SU CRÍA.

Kurira, el macho de lomo plateado, se empezó a poner nervioso por lo que el ranger nos ordenó quedarnos quietos. De repente se levantó y corrió hacia nosotros sobre sus patas traseras, arrancando la vegetación y haciendo ruidos guturales , era una carga en toda regla. Es difícil en esas condiciones agacharse y quedarse quieto, la tentación es de echar a correr lo más lejos posible para evitar que esos enormes brazos te partan en dos como una rama seca o seas pisoteado por 200 kilos de puro músculo. Un par de metros antes de asesinarnos se desvió de su trayectoria y nos dejó allí, agachados, con los ojos cerrados y apretando los dientes, alejándose orgulloso por dejar claro quien manda en esa parte del bosque. En realidad estábamos dividiendo su familia en dos y solo quería que dejásemos el camino libre. Pasó tan cerca de nosotros que de tener los ojos abiertos podríamos haber visto claramente las marcas nasales que diferencian a los individuos unos de otros a modo de huella dactilar.

ESPALDA PLATEADA CARGANDO.

Yo creo que la adrenalina es ese resto de miedo que te queda en el cuerpo cuando has percibido un peligro real y te pones a salvo, en ese momento todos los presentes la expulsábamos por nuestros poros. La hora de visita había concluido y eramos incapaces de quitar una sonrisa absurda de nuestros rostros, comenzaba el descenso hacia la civilización.

Puede que 500 dólares por una hora de observación a muchos os pueda parecer un precio desorbitado, pero a mí en aquel momento me parecía algo ridículo por la experiencia que habíamos disfrutado. Teniendo en cuenta que solo aquí se pueden observar estas criaturas y que hay mucha gente en el mundo con mucho más dinero que un español con un sueldo de funcionario de la escala más baja, me preguntaba como no cobrarían más por la visita. Efectivamente a los pocos años el precio subió a 750 dólares y en breve subirá a 1000 y posiblemente siga creciendo si las cosas no cambian.

La conservación de los gorilas de montaña y de otras muchas especies en zonas con pocos recursos está ligada a su rentabilidad económica y el futuro de muchos de estos países va de la mano de la conservación y puesta en valor de sus bienes naturales como ocurre en Rwanda, Uganda y la R.D. del Congo.

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